jueves, 22 de agosto de 2013

"Di[verso]"

Un buñuelo y una chicha criolla.
Arroz con habichuelas desbordando la olla.

Ceviche de pescado y una caipirinha.
Ocho de tequila pero sin riña.
Una arepita con salmón.
Un matecito a las 5 y en la noche, ron.

Porque no existe el bien común. Ni mucho menos, el común denominador.
Ninguna jaula puede someter la libertad de una sonrisa.
Porque el espectro es muy bonito pero la realidad es muy distante.
Mientras la justicia es relativa, la libertad es absoluta.
Gritos contestatarios de una lucha romántica.
De un pueblo que añora.
De un pueblo que llora.

La espina dorsal heroica con ojos de cacao.
Que busca un hijo que la quiera, nunca un patriarca.
Un trabajador social, nunca un gobernante.

Esto solo será posible cuando se entienda.
Que el individuo y el colectivo van de la mano.
Que yo crezco con mis hermanos.
Y que la única igualdad es que todos somos diferentes.
Como el artesano que le tejió un collar al Roraima.
Y el fotógrafo que se lo puso.

Que la universidad no es la gallina de los huevos de oro.

Y que maldito está el que corrompe la lucha obrera.

La lucha de todo el que cree en el trabajo.

La cultura es lo que va a salvar las estrellas.
El arte es la sangre de la historia.

domingo, 4 de agosto de 2013

"Cuerdas"

Me quiero romper las manos.
Me quiero quebrar los puños.
Quiero desaprender y recomenzar.
Porque no puedo hacer ni un garabato.
Porque estos lápices me duelen y no me los puedo sacar de los ojos.
Y me asfixia la foraneidad.

Los abrazos pintados nunca son suficientes.
Una mamá alienada vale más que chaqueta de cuero.
Yo tengo las dos y no las uso.
¿Pero qué son las ilusiones sino tablones de madera, mojada por la llovizna, en este puente de mecatillo que es la existencia?

“Las cuerdas atan”
¿Qué pasa con la más cuerda de todas? la vida.
 La heurística por disponibilidad.

Las llamadas como hachas.
Los códigos de área y la geopolítica de una lágrima.
Las manos heladas.
La nieve en el pecho.

Daubentonia me señaló.
Y los tímpanos empezaron a destaparse.
Y entonces comprendí que la ausencia es más densa que el cerumen.
Pero la palma de cera se puede quemar.
Y al cóndor, lo puedo matar.

El mar de avena que se forma desde el tubo de pasta dental hasta la botella de ron rota.
Como dice el ángel parado de cabeza: “El problema es que se nos dañó la brújula”.
De la inexistencia de Dios, o de su incurable frivolidad.
El mundo jodido y tú preocupado por un maldito acentó.

Pese a todo, no le sueltes la mano.
Hay un solo túnel, sí.
Pero no es tuyo.

Es de ustedes.