viernes, 14 de junio de 2013

"El Dilema del Erizo"

Alguien con quien quemar el mundo.
Y bailar mientras las ciudades arden.
Y llorar mientras las ciudades arden.
Porque si decido lanzarme de un edificio.
De esos edificios de plástico.
No quiero que me detengas.
Quiero que te lances conmigo.
O que me abraces y que te quedes ahí mientras ves como la suela de mis zapatos se hace cada vez más pequeña.
Y que luego nos preguntemos por qué nos destruimos.
Y que luego nos volvamos a construir.
Porque somos libres y podemos construirnos ochenta mil veces de nuevo.
Los estilos de vida pueden separar a dos personas pero los estilos de muerte pueden unir a muchas más.
Así como un viaje en bicicleta sobre un camino de plumas y tractores.
Donde repentinamente aparece un ángel de cabeza.
Que me ofrece su sexo a cambio de condescendencia.
Le digo que no estoy interesado.
Y le ofrezco una licuadora.
El ángel me llora.
A su corazón roto lo remojo en un balde con zumo de limón.
Y lo dejo así.
Roto.
Porque las cosas rotas no se pueden volver a romper.
El karma es tan real como dios e incluso se excusan de la misma forma.
Y viene la lluvia, un aguacero.
Pero ella es un carro en movimiento.
Tú eres verano y lo único que importa está dentro de esta burbuja piramidal.
A pesar de la oscuridad, un dedo es suficiente para guindarse de un satélite.
A pesar de la oscuridad, puedo ver hacia adentro a través de las ventanas.
Así,
sin luz,
soy mío.

miércoles, 12 de junio de 2013

"Caída"

Cascadas de estrógeno. “Claridad”. Escribe(me). Dibuja(me). Destruye(me). Y encuentro unos labios rotos en el piso. Y los guardo en mi bolsillo para cuando te vaya a dibujar. Y te dibujo. Paso los labios y voy dibujando una cara en tu vientre. Y me fumo el monte de venus. Viajamos en el submarino de palma. En el submarino de la furia. Allá arriba pongo el deseo. “Arriba en el aire”. Y tú lloras por el destino. Por esos destinos. Destinos etéreos. Cada día te mueres. Cada día te resucito. “Pequeño mundo enfermo”. Y cada vez que te veo caer. Porque no sabemos cuánto pueden apretar tus muslos a los míos. Porque no sabemos cuánto podré aguantar con tu voluntariamente torpe respiración en mi nuca hasta que te arranque la ropa con los dientes. Hasta que te lleve a la luna. Es un gran salto desde el alfa hasta el omega. De la A a la Z. Del principio al final. Estoy esperando por ese momento final. “Pasa la yesca”. Enciende ese cigarro de momentos muertos. Y que las puntas de mis uñas sigan rozando la mezclilla. De abajo hacia arriba. Me pongo de rodillas y rezo. Que la confusión siga creciendo. Que sigamos sintiéndonos culpables e indiferentes. Seguiré envidiando al sabio. Su lugar. Mi lugar. Y entre maquinas vacías me pensarás día tras día. Y tu locura será peor. TE LO PROMETO. Quiero ser la maldita razón de que tus dedos toquen la guitarra. Porque encima de este papel rosado no reconozco mi letra. Porque encima de mí estarás tú y viceversa. La promesa de un abrazo. “Dices las palabras que no puedo decir”.

martes, 11 de junio de 2013

"De los que toman fotos"

Y la pluma que revienta sobre la pulpa de celulosa.
Wanderlust.
Y el encéfalo esparcido por toda la habitación.
Y los pedazos de caja ósea.
Y la moneda de una sola cara.
Y el terrorista que se vistió de mago diplomático.
Y el café que no se tomó.
Que no existió.
Y los pedazos de caja ósea que siguen cayendo.
Cayendo.
Cayendo.
Y la muerte mentirosa que te dice que no existe.
Que te dice que tienes control.
Y el tirano de mierda que con doce cadenas te someterá durante todos tus respiros.
Todos.
Y las notas lúbricas.
Y los acordes lentos.
Y la gramática.
Y la enigmática.
Y las lluvias crípticas y las no-tan-crípticas.
Y las historias porque-sí.
Y las ciudades porque-sí.
Y las cinturas de cocaína.
Y los colores.
Y las cinturas de fuego.
Y los sabores.
Y la moral, la ética y esas mierdas.
Y los trenes, los autobuses, los barcos, los aviones, los papeles.
Y el mate.
Y las botellas.
Y los fondos de las botellas.
Y el grafito.
Y las líneas de grafito.
Y las espirales de grafito.
Y los trancazos de grafito.
Tanto tiempo.
Y los árboles y las avenidas.
Y los minutos.
Y el segundo que no se puede pronunciar en un segundo.
Y el mundo real.
Y el mundo absurdo.
Y la demencia.
La demencia que invade cada pulgada de ti porque tu cuerpo es adicto a la demencia.
Porque la demencia te busca, te necesita y viceversa.
Porque la demencia te saca cuadros.
Gusto en conocerte.
Y las desapariciones.
Y los caleidoscopios.
Y los pseudoprofetas, los pseudorevolucionarios, los pseudofascistas, los pseudovisionarios, los pseudomártires, las pseudoputas y los pseudopoetas.
Y los hombres fríos, con ojos vacíos;
de piel dura y negra.
Los hombres sabios.
Y los gatos.
Y las gatas.
Y las gotas.
Y el triángulo, sobre todo el triángulo.
Y la jirafa en llamas.
Y la joven virgen sodomizada por su propia castidad.
Y el clítoris ardiente.
Y el clítoris goteante.
Y el clítoris emperador.
Y el carboncillo irrompible.
Y las mariposas en exceso.
Y las mariposas en el sexo.
Y el sexo.
Y la promesa del sur.
Y los gritos buenos.
Y los llantos malos.
Y las ganas.
Y ella.
Y el ello.
Y los últimos pedazos de caja ósea que caen al compás de un: “Hola”.

sábado, 8 de junio de 2013

"Bulimia"

Nada como un poquito de decepción pa’ refrescar el día.

Punto.

Benedetti se murió cuando supo que alguien más escribía esas cursilerías

Punto.

Bulimia lírica.

Media vuelta.

Aquí se te acaban las ideas. Aquí atraca la curiara.

Punto.

Es inútil, y da flojera.

Punto.

Pero es todo lo que nos queda.

Media vuelta.

La mitad del sol en un cielo y medio.

Punto.

Un cuarto de sol en 2 cielos.

Punto.

No hay sol en otro cielo.

Media vuelta.

Rayitas y óvalos.

Rayitas y óvalos.

Rayitas y óvalos.

Cierra.

miércoles, 5 de junio de 2013

"Gratitud"

Ella me ama y yo la amo a ella. Roy Chaderton es un imbécil fascista. El país se ha convertido en un bate de hache que tienen rato quemando y los niños piensan que sus escritorios son tanques de guerra. Se molestan, chillan y patalean. Y luego se van. “Pienso que deberías cortarte el cabello.” Sí, yo también he pensado en cortarme el cuello. Nunca te pongas a oler desinfectante. Perderás el tiempo.

"Voy a escribir hasta morirme. No lo digo cronológica sino causalmente hablando. Voy a escribir hasta morirme."

Una vez fui a un planeta donde los gobernantes escribían en hojas de papel higiénico. El problema era que se empeñaban en escribir con la mano izquierda, siendo diestros. A nadie engañaban. Hasta un pez tenía mejor caligrafía. Pero ellos seguían diciendo que eran zurdos.

"Soy lluvia y eres un carro en movimiento."

A veces pienso que la vida misma se defiende de la felicidad. La repele. ¿Cuál es el sentido de la vida? Uno es feliz una sola vez y, como si eso fuera un crimen, tiene que pagar por ello. Recordar ese momento y aceptar que no volverá jamás es el precio. Ese es el sentido de la vida. Pegar langostas vivas a las vallas publicitarias con cinta adhesiva.

La naranja es anaranjada en Mar del Plata, pero aquí es verderilla. Y la Kombi estacionada en el patio de mi edificio. La Kombi que nunca reparé. La Kombi que nunca tuve. El edificio en el que nunca viví.

A ese libro puedes amarlo y convertirlo en talismán de tu eterna adoración, o que sea para tí, más indiferente que un camino de matas de ixora en el jardín de una casa.

Pero lo cierto es que con él, no hay términos medios. No hay equilibrios. No hay balances. No hay grises.

Pero ella y ella no son la misma persona.

sábado, 1 de junio de 2013

"Punto Rojo"

Me duele la cabeza. ¿Te acuerdas de mí? Me duele mucho la cabeza. Sé que eventualmente me cansaré de los sueños de ron barato. No es tanto lo barato sino lo malo. Es el punto rojo de los rones. Y la cabeza me va a estallar, pero esta presión no se compara con la de una tarde de pases. De trancazos. El problema no es beber ron barato, el problema es lo que viene después. Siempre el problema es lo que viene después. Como con el blanco. Pero imagina que desaparecieran los después. Imagina que no pensaras en el futuro y realmente todo fuera el aquí y el ahora. ¿Qué sucedería? ¿Para qué vivirías si ese presente es mitad pasado y mitad futuro? Medio vivirías, y no es que vivas mucho de todas formas. Entonces los momentos ya no tendrían valor. Seamos sensatos, a nadie le importa solo el aquí y el ahora. Les importa lo que ello, les recuerde después. “¿Te acuerdas de mí?” Esos momentos de falso carpe diem los guardarás como trofeos en tu pequeña cabecita. Para recordar(te) que aprovechas el día. Para después convencer(te) de que solo te importa EL AQUÍ Y EL AHORA. Porque las cosas solo tienen verdadero valor cuando las comparas. Y cómo te gusta comparar. Ese fetiche infinito. Porque siempre podrás ser mejor o peor pero nunca dirás que estás donde quieres estar. Y menos sin pensar en el después. Decisiones. Me duele la cabeza. Ya no tengo sueño. De la misma manera en que ya no tengo diecinueve. Sigue comparando. Sigue disfrutando el aquí y el ahora. Sigue creyendo que el presente existe. A este punto confío más en la existencia de un pasado que en la de un futuro. Pero descuida. Al menos nos queda esta botella de ron barato. El problema es el después.