martes, 20 de noviembre de 2012

"La Importancia del Lápiz"

Un lápiz es una varita mágica sensata. Basta con tener uno en tus manos y colocar suavemente su punta encima de una hoja de papel, cuidando que entre el lápiz y la hoja haya un ángulo no menor de cuarenta y cinco grados, para que entonces ese obelisco de madera y grafito se convierta en el escolta de una idea construida en el mundo de los sueños, de una doncella concebida en el parnaso, de un ángel cuyas alas va tejiendo conforme se va haciendo más viejo; cual artesano celestial.
Y es que el lápiz tiene la particularidad de servir para muchas cosas, no solo para dibujar o escribir sino también para creer, para hablar, para gritar, para llorar, para soñar, para cocinar, para facilitar la difícil tarea de discutir diariamente, sirve para bañarte, para ponértelo de zapato, un solo zapato es suficiente. El lápiz también sirve como ventana al mundo de las ideas, ese del cual el artista solo es una herramienta, el medio del que se valdrá la obra para nacer. La obra escoge al artista.
El lápiz es mejor que la cocaína por el hecho de que mientras mas lineas se trazan, más vida hay.
Líneas.
Y cuando piensas que el manifiesto de grafito ha terminado es cuando empieza realmente a cobrar forma. La subjetividad del espectador/lector/viajante se encontrara yuxtapuesta a la psique de lo que salió de ese lápiz y una vez que el olor a viruta caliente termine de penetrar por las fosas nasales, y que todas las letras/formas/sabores hayan terminado de arropar al iris es cuando en un sublime orgasmo de azules bosquejos, trazos y escritos, el lápiz habrá demostrado su importancia para volar.

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