miércoles, 18 de marzo de 2015

"Secuelas/Sequía"

Nadie sale ileso de una guerra psico-emocional. Nadie. Hablábamos sobre balas de cañón disparadas al estómago. Tú, sobre cosas que no tolerabas, sin esperar nada a cambio. Yo, sobre cosas que me importaban, esperando cualquier palabra de vuelta. Pero esperando algo. Un tobogán hacia tus labios. Un mapa hasta el lunar en la parte de atrás de tu muslo. Olvidaba cómo llegar. Mucho tiempo separados el uno del otro. Enajenados entre películas tristes. Yo tenía miedo de que ya no consiguieras nada interesante en mí. Tú, no creías que hubiera nada más grave que tu propia voz. Nadie encuentra su propia voz. El triángulo sísmico. El tercer ojo. La cuarta dimensión. Utopías ordinales. Y cuando estalla la lámpara de lava detrás de mis ojos, la paranoia me empieza a ahorcar. Me ahorca en la mañana y me abraza en la noche. Y extraño el lunar. Y mi lengua como un gancho, halando el entramado de nervios detrás de tus pezones. Las montañas con sabor a fuego y cocaína. Y mis dientes desgarrando una colina mientras bajo hasta tu boca. Y te hablo con la lengua más clara. Declamo. Reclamo. Emprendes el vuelo. Y te destruyo y me destruyes. Y me dices que no puedo llegar hasta allá arriba. Que esas montañas son muy altas para alguien como yo. Que mi lengua no es fuerte. Que el mapa se perdió. Tengo las manos rotas y las cargo en la espalda, pero dices que no hay guerra. Y que nada es más grave que tu voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario