martes, 16 de junio de 2015

"Pinceles"

Es raro cuando vas a la nevera por una cerveza
y sabes que olvidaste el destapador a propósito.
Porque en una mesa de pool
se puede escuchar un grito de auxilio.
Porque una máquina puede ver más allá
de tu propia abstracción
y decirte que te falta algo:
"que no has sabido buscarlo, ni han sabido dártelo.
Que muchas veces estamos rotos
y no sabemos qué hacer con todas esas piezas".

Y la máquina habla sobre las personas
con mayor humanidad que tu hermana:
"a la gente le da fastidio ver algo que hay que recomponer.
Prefieren verte como un juego de dominó
y solo usar tus piezas que sirven
en vez de verte como un rompecabezas
y armarte".

(había leído "amarte")

Te das cuenta de que bajo la máquina hay una chica
ojos que titilan como estrellas muertas
y una boca de color promesa.
No era una máquina
era una armadura.

Y ella dice:
"pienso que somos como pinceles.
Vamos pasando en línea
sobre un lienzo infinito
con miles de puntitos de pintura
que son las almas de los demás
y que dependiendo de por donde pasemos,
sostenemos diversos colores
que se mezclan entre sí."

Y ella se va con sus catástrofes silenciosas.
Su sonrisa de gloria y reconocimiento.
Su cabello de las cuatro de la mañana.
Y se pone la armadura de nuevo.

Es una máquina.

Y yo escribo.

"Porque incluso siendo una máquina
hay gente que escribe sobre ellas."

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